lunes, 31 de diciembre de 2012

Ruega por nosotros


Santa María, Madre de Dios (ciclo C)
Num 6,22-27 - Gal 4,4-7 - Lc 2,16-21

María conservaba y meditaba todo en su corazón
Los pastores al ver a María, a José y al niño acostado en el pesebre,
les contaron lo que el ángel les había dicho acerca del niño. 
Todos estaban admirados de lo que decían los pastores…
¿Quiénes eran estos pastores? Eran personas despreciadas,
pues el contacto con los animales los hacía impuros, indignos.
Sin embargo, Dios no solo se solidariza con ellos, sino que a través
de ellos anuncia una Buena Noticia, motivo de alegría para el pueblo.
Desde entonces, podemos decir que los pobres nos evangelizan.
María, por su parte, conservaba y meditaba todo en su corazón.
Fruto de esta meditación se verá más tarde en Caná de Galilea, donde
María dirá estas palabras: Hagan todo lo que Jesús les diga (Jn 2,5).
Hoy, tras el rostro de tantas mujeres pobres y creyentes encontramos
mucha sabiduría. Así lo dice, desde Bolivia, el P. Víctor Codina, sj:
Al acabar un curso de formación cristiana para adultos, una mujer
que asistía al curso exclamó: ¡Diosito nos acompaña siempre! 
Esta exclamación constituye una verdadera profesión de fe, 
semejante a la de aquella mujer que mientras Jesús hablaba le dijo: 
¡Feliz la que te dio a luz y te crió!” (Lc 11,27).
*A continuación, Víctor Codina describe el significado de Diosito:
Diosito es un Dios cercano, familiar, bueno, misericordioso, 
que desea que seamos felices, que tengamos vida en abundancia. 
Es el mismo Dios al que Jesús llamaba Abba, es decir ‘papito’, 
incluso en Getsemaní en sus momentos de angustia (Mc 14,36).
Diosito refleja una imagen paterna y también materna de Dios, 
porque como dice Isaías, aunque una madre se olvidase de sus hijos, 
l no se olvida de nosotros (49,15). Él tiene entrañas de misericordia,
(Lc 1,78) nos cuida, nos protege, está siempre cerca de nosotros.
Indudablemente, esta imagen del Diosito está estrechamente ligada 
a la encarnación y al nacimiento de Jesús, cuando la Palabra eterna 
se hace carne y habita entre nosotros (Jn 1,14), se despoja 
de su gloria y se hace semejante a nosotros (Fil 2, 6-7).
*Al comentar la siguiente frase, el misionero boliviano dice:
Pero este Diosito, añadía la sencilla mujer, nos acompaña siempre.
Es el Señor resucitado que se junta como peregrino desconocido 
a los discípulos de Emaús, les explica las escrituras y comparte
con ellos el pan (Lc 24,13-35). Es el Señor que dijo que estaría 
siempre con nosotros hasta el fin de la historia (Mt 28,20).
*Más adelante, Víctor nos cuestiona con las siguientes preguntas:
¿Entiende el pueblo sencillo de hoy la liturgia, las homilías, 
las encíclicas del magisterio de la Iglesia? ¿Le falta al pueblo 
inteligencia para comprender, o más bien a nosotros, nos falta
comprensión profunda del Evangelio para poderlo transmitir 
a los pobres? Evangelizar a los pobres es uno de los grandes
signos mesiánicos (Lc 7,22). Pero ¿cómo evangelizar a los pobres? 
¿No habría que partir de sus necesidades vitales, de sus mismas 
vivencias y de sus expresiones de fe popular?
(Cf. Centro Cristianismo y Justicia, julio, 2009, n. 198).

Circuncidaron al niño y le pusieron por nombre Jesús
Al octavo día, circuncidaron al niño y le pusieron por nombre Jesús,
como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido.
*Cuando se narra la circuncisión de Juan el Bautista (Lc 1,59-63),
es su madre Isabel quien le pone el nombre: Se ha de llamar Juan;
pues Zacarías su padre estaba mudo por no haber creído (Lc 1,20).
En el caso de Jesús, recordemos lo que dijo el ángel Gabriel a María:
Concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús (Lc 1,26-38).
Que las madres pongan nombre a sus hijos, en una sociedad donde
se las marginaba, era algo revolucionario; como es revolucionario
solidarizarnos con los excluidos para que tengan nombre y dignidad.
*Recordemos que el nombre Jesús significa: Dios libera (Mt 1,21).
Por eso, al empezar un Año Nuevo, hagamos realidad una sociedad
donde reine la paz y la justicia. Así lo dice el Papa Benedicto XVI:
El deseo de paz es una aspiración esencial de cada persona, 
y coincide con el deseo de una vida humana plena, feliz y lograda… 
Se trata de paz con Dios viviendo según su voluntad. Paz interior con
uno mismo, y paz exterior con el prójimo y con toda la creación…
Felices los que trabajan por la paz, se llamarán hijos de Dios.
J. Castillo A.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Sobre la familia (Reflexión)

Hace dos años, con motivo de la fiesta de la Sagrada Familia escribí sobre lo específico de la familia cristiana; y es para mi un orgullo que sea una de las entradas que más éxito ha tenido en estos dos años. Me remito a ella como esquema general para una reflexión acerca de la identidad de un matrimonio y familia cristianos. Puedes acceder clickando en
Lo que sigue es una reflexión muy específica sobre un problema que preocupa a la Iglesia de hoy, y de modo especial a la generación de padres que ven como sus hijos optan por modos de vida familiar que ellos no consideran plausibles.
 
Cambios en el modo de vivir en pareja.

En estos días de celebraciones tan familiares está más que justificada una reflexión sobre la importancia de la institución familiar. Como cristianos no podemos cerrar los ojos y sentirnos ajenos a los cambios sociales que se están produciendo en nuestro entorno en el modo de entender el noviazgo, el matrimonio y la familia misma. Muchas personas sencillas, sobre todo padres, que recibieron una educación asentada en los principios cristianos de la sacralidad, fidelidad e indisolubilidad del matrimonio y la familia, andan desorientados y no saben cómo reaccionar ante el modo nuevo en que sus hijos enfocan estas realidades.

Relaciones sexuales a temprana edad y sin haber cuajado siquiera una mínima síntesis vital entre sexo y amor, parejas de hecho, divorcio a la carta, generalización de convivencia prematrimonial, unión civil legal (¿matrimonio?) entre personas del mismo sexo, etc., hacen que muchos padres, e incluso la misma jerarquía eclesiástica, se vean desorientados y se pregunten: ¿en qué nos hemos equivocado?, ¿qué hemos hecho mal? ¿cuál es la razón de nuestro fracaso a la hora de transmitir nuestro modelo de familia? Aunque con matices yo diría, en descargo de padres y prelados que se angustian por su supuesto fracaso, que no se sientan más culpables que víctimas. Nuestros hijos son nuestros, pero también lo son de la libertad; quiero decir con esta frase tan manida que no siguen ni tienen por qué seguir necesariamente los preceptos y esquemas de comportamiento que como padres o Iglesia les hemos querido inculcar. La presión del ambiente social y mediático (cine, televisión, internet, etc) es determinante en la juventud de los últimos años, y por esos medios les ha llegado una visión de la vida muy distinta a la que nosotros recibimos y quisiéramos para ellos.
.
Lo bueno y lo malo de la nueva situación.
.
La visión de los jóvenes no deja de tener su parte positiva, pero tampoco carece de elementos negativos. Es positiva la apertura que se ha dado en lo referente a la sexualidad y la consiguiente ruptura del tabú que suponía en otros tiempos cualquier tema relacionado con ella. Tal vez ese miedo a hablar de lo afectivo y sexual, propio de la generación de los padres, ha sido un impedimento grande a la hora de dar una correcta educación para el amor a los hijos. ¿Cómo enseñar la riqueza de la sexualidad como expresión del amor total?, ¿cómo transmitir a los hijos una visión positiva del sexo si quienes la han de transmitir no la han tenido o se les ha tergiversado? Por ello, tal vez hay unas preguntas previas que habríamos de hacernos: Los comportamientos sexuales de las generaciones pasadas ¿se asentaban en convicciones morales derivadas de la fe, o eran simplemente convencionalismos?, ¿se guió la generación de los padres por la convicción personal o más bien por el miedo religioso o la presión social existente en su momento? ¿No habrían tomado muchos de los padres de los jóvenes de hoy la decisión que ellos toman ahora si en su día se les hubiera facilitado? El índice de divorcios actuales nos indica que posiblemente sí. Pero, a lo que vamos, sin duda, el hecho de que la elección del modo de vida en pareja sea más libre, es algo positivo. En esto, como en otros ámbitos de la vida (profesión, amistades, etc), las imposiciones suelen ser nefastas.
.
Tan malo es pecar por defecto como por exceso. Lo negativo en todo esto que se ha dado en llamar "libertad sexual" puede estar en la sobrevaloración de la cantidad sobre la calidad, en la reducción de lo sexual a lo físico, y en la banalización del matrimonio que, en la mentalidad de muchos jóvenes queda reducido a “matrimonio de conveniencia”. Aunque esta expresión se aplica generalmente a quien se casa por interés económico o social, también me gusta hacer notar que hoy muchos jóvenes buscan la forma de convivencia que más convenga a sus intereses particulares. “Viviré contigo mientras haya amor”, entendiendo que el amor es un simple sentimiento de bienestar personal ajeno al sacrificio y la renuncia; “viviré contigo mientras convenga a mi gratificación, a mi interés particular”. Matrimonio de conveniencia. La propensión a poner como eje de la vida la propia satisfacción material, psicológica y espiritual, idea alentada por el consumismo, y la consiguiente incapacidad para soportar con paciencia los defectos del prójimo o la prójima, abren la puerta al miedo a casarse (entendido en el sentido negativo como "atarse"). En el fondo ¿no es miedo al amor entendido como donación? ¿No se esconde el rechazo al esfuerzo y sacrificio que supone vivir para el amado o amada?
.
La mayoría de los jóvenes de hoy, inmersos en el relativismo ambiente, no creen en el “amor para toda la vida”. Pero ¿y los adultos? ¿creen en el matrimonio para todo la vida?, ¿o creyeron en él y ya han dejado de creer? El divorcio es un fenómeno bastante extendido entre los mayores, lo cual quiere decir que muchos de sus hijos han vivido la experiencia de familias rotas y desestructuradas. Muchos recibieron de sus padres la herencia de un fracaso matrimonial mal gestionado del que quieren prevenirse precisamente cerrándose a la idea de casarse.
.
Cómo situarnos cristianamente.
.
¿Cómo enfocar cristianamente la circunstancia de los hijos que optan por la convivencia en pareja sin compromiso matrimonial ante el altar? Desde luego, cuando se trata de opción por el matrimonio civil habría que considerar que si la experiencia de fe es inexistente es sin duda la mejor opción. Cuando algún compañero sacerdote o un cristiano comprometido manifiesta su escándalo por el aumento de divorcios suelo decir que, más que escandalizarnos por ello, deberíamos hacer examen de conciencia, porque a la mayoría de esos que se han divorciado los hemos casado nosotros, ¿con qué discernimiento?; ¿no hemos estado casando en serie “por la Iglesia” a todo el que lo solicitaba, incluso sabiendo de su baja religiosidad? ¿Por qué no nos escandalizó el hecho de que hasta hace poco prácticamente todos los matrimonio se hicieran por la Iglesia y sin embargo las iglesias no se llenaran los domingos?
.
Me parece lógico el hecho de que los matrimonios por la iglesia hayan descendido alarmantemente en los últimos años; nos hemos dedicado a casar (sacramentalizar) sin molestarnos en acercar la persona de Jesús a las parejas (evangelizar) para que aprendan a leer su relación en clave de amor cristiano. De este modo la identidad cristiana del matrimonio ha quedado muy dañada. Si Jesús y su modo de amar no forma parte de la vida de una pareja, por muy religiosa que sea la ceremonia de la boda, no hacemos sino echar en saco roto la gracia de Dios (cf 2 Cor 6,1-10).
.

a) La misericordia como principio. Cuando nos enfrentamos a la opción por la unión sin compromiso matrimonial siquiera civil que hacen algunas parejas, o a los casos de uniones homosexuales, algo que nos duele especialmente cuando se implican en ello personas cercanas y queridas, no nos queda más que una clave teológica: la misericordia. Al Padre del hijo pródigo le dolió sobremanera que el hijo menor se marchara de casa, pero no cerró nunca su puerta al perdón y la acogida del alejado, lo cual facilitó el regreso (cf Lc 15,11-31). No se trata de justificar cristianamente opciones no evangélicas, sino de respetar, amar y estar siempre abiertos a la acogida del que se ha marchado de casa o nunca estuvo en ella. Ante todo, sin renunciar a juzgar las actitudes y los hechos, debemos evitar el pecado del hermano mayor del pródigo: juzgar a la persona y tratarla con desprecio: "ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres". 

Emitir un juicio de valor sobre los hechos es un deber irrenunciable de toda persona y sin el cual renunciaría a su libertad que sin un discernimiento de lo bueno y lo malo, de lo mejor y de lo peor sería imposible ejercerla; pero el juicio sobre los hechos no exige necesariamente la condena de la persona, tal como hizo Jesús con la pecadora que acude a lavarle los pies a casa de Simón (cf Lc 7,36-47), o con la mujer adúltera: "Yo tampoco te condeno, vete y en adelante no peques más" (cf Jn 8,1-11); con esta sentencia Jesús condena el adulterio, pero no a la mujer adúltera, a la que ama e invita a la conversión. Como cristianos nunca debemos emitir sobre nadie un juicio de condenación, porque tal actitud se opone a la mirada misericordiosa de Dios; el juicio a la persona, en última instancia, corresponde sólo a Él: "No juzguéis antes de tiempo, dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón" (1 Cor 3,5). Y no pienses sólo en tinieblas ajenas.
.
b) El matrimonio cristiano como alternativa. Sé que esto de respetar y mantener los propios principios y creencias no es fácil, sobre todo cuando del otro lado no se valoran del mismo modo opciones cristianas como la castidad o la fidelidad, o la indisolubilidad y fecundidad matrimonial. Como en los primeros siglos, la Iglesia está llamada a ser hoy en este campo, como en tantos otros, una comunidad marginal, que no quiere decir marginada. Decir que la Iglesia es “marginal” no es definirla como comunidad que para vivir sus valores haya de huir del mundo o situarse en una esquina; a eso llamaríamos “marginada” por su propia decisión; sociedad ”marginal” quiere decir “que vive en la frontera, en los márgenes de su sociedad, ni se integra, ni se evade, ni se encierra, porque presenta unos valores alternativos y no renuncia a influir y cambiar la sociedad”.[1]
.
Convenzámonos de una vez por todas de que nuestra sociedad no es cristiana, que el evangelio no es la clave interpretativa de nuestro mundo. La economía y otros poderes marcan el ritmo de nuestros criterios morales y nuestras relaciones. En estas circunstancias nos toca dar testimonio con el ejemplo, profundizando y viviendo la riqueza del amor cristiano en el seno del matrimonio y la familia, donde la persona amada es prioritaria, los hijos no son un capricho sino un don de Dios, y las crisis de convivencia tienden a ser consideradas como oportunidades para fortalecer el amor.
.
Como proclama san Pablo en su himno de 1 Cor 13, “el amor es paciente y benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta: no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca” (4-8). Cambiemos en este texto la palabra “amor” por la palabra “Dios”, y releamos el texto. Dios es amor. Si ponemos a Dios en la vida matrimonial y familiar, si nuestra valoración sobre los nuevos modelos de vida familiar se guían por una lectura creyente, con los matices de búsqueda de Dios y de denuncia profética en los hechos que analizamos; si cuando se trata de las personas nuestros juicios rezuman misericordia, estaremos dando pasos para ser levadura en la masa (cf Mt 13,33; Gal 5,9). Ser levadura; edificar familias firmes en la fe, alegres en la esperanza y fuertes en el amor, esa es la alternativa cristiana, la respuesta a los retos que nos plantean las nuevas situaciones familiares.
.
Casto Acedo Gómez. paduamerida@gmail.com. Diciembre 2012. 35468

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Jesús también fue joven


La Sagrada Familia (ciclo C)
1Sam 1,20-28 - 1Juan 3,1-2.  21-24 - Lc 2,41-52

Te he buscado y te he encontrado
Los textos de la infancia y de la juventud de Jesús (Mt 1-2 y Lc 1-2),
debemos meditarlos a la luz de su pasión, muerte y resurrección;
porque, nadie sabe cómo llegan los grandes momentos de la vida,
cómo el niño se transforma en hombre y la niña en mujer
*José, María y Jesús van a Jerusalén para la fiesta de Pascua:
La Sagrada Familia, conformada por José, María y Jesús, nos enseña:
-el significado de la familia, -su comunión de amor, -su sencilla
y austera belleza, -su carácter sagrado e inviolable (Pablo VI, 1964).
En Jerusalén está el templo, el poder político, económico y religioso;
y es también el lugar donde Jesús morirá y resucitará (Lc 18,31-34).
A esta primera Pascua, seguirá aquella otra en la cual Jesús,
sentado a la mesa, dirá a sus apóstoles: Cuánto he deseado
comer con ustedes esta Pascua antes de mi pasión (Lc 22,1-20).
*Buscar a Jesús… y, luego de tres días, encontrarlo en el templo:
José y María buscan a Jesús entre sus parientes y conocidos, pero
no lo encuentran… Para encontrarlo tendrán que volver a Jerusalén.
Lo mismo sucederá con las mujeres. Aquel primer día de la semana,
ellas buscan a Jesús entre los muertos, pero allí no lo van a encontrar.
José y María hallan a Jesús al tercer día, que tiene mucha relación
con el tercer día en que la Vida vence a la muerte (Lc 24,1-12):
Nadie sabe cómo hiere el dolor y cómo surge la alegría.
Nadie sabe cómo entra la tristeza y cómo triunfa la esperanza.
*Estaban maravillados de la inteligencia y respuestas de Jesús:
En esta ocasión Jesús, sentado en medio de los doctores de la ley,
les escucha y, luego, les hace preguntas. Pero, llegará el día
en que los doctores de la ley y los fariseos serán sus enemigos,
y le espiarán para tener algo de qué acusarle (Lc 6,6-11).
En cambio, la gente sencilla le escuchará con asombro porque Jesús
era respetado por todos… y enseñaba con autoridad (Lc 4,15. 32).

Debo de ocuparme en las cosas de mi Padre
*Cuando María le dice: Hijo, ¿por qué te has comportado así?
mira que tu padre y yo te hemos buscado angustiados;
el joven Jesús los deja desconcertados con la siguiente respuesta:
¿No sabían que yo debo de ocuparme en las cosas de mi Padre?
Mientras María dice: tu padre y yo, Jesús responde: mi Padre.
Padre es la primera palabra de Jesús y será también su última palabra:
Nadie sabe cómo madura la fruta en el árbol y el pensar en la mente,
cómo se libera la fragancia de la tierra con la caricia de la lluvia.
*Jesús quiere que vivamos en un mundo más humano y fraterno,
donde todos sepamos ver con los ojos del corazón y del amor:
-Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes (Lc 6,36).
-Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado
estas cosas a los sabios y entendidos, y las diste a conocer a la gente
sencilla. Sí, Padre, porque así lo has querido (Lc 10,21-22).
-Cuando recen digan: Padre, santificado sea tu nombre,…
danos hoy nuestro pan de cada día,… (Lc 11,1-4).
-No teman, el Padre de ustedes ha querido darles el Reino (Lc 12,32).
-Cuando el hijo estaba lejos, su padre lo vio, sintió compasión de él,
corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó (Lc 15,11-31).
-Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (23,34).
-Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (23,46).
*Desde Jesús, eternamente joven, otro mundo es posible…
No tengas miedo, levántate y camina. Abre los ojos y mira. 
Abre el oído y escucha. Abre la boca y habla. 
Levántate. Ponte en marcha. ¿Estás soñando con un mundo mejor? 
Entonces, cree en ese mundo con todas tus fuerzas 
porque Dios mismo está en ese sueño. Él mismo te lo inspira. 
Él mismo te acompaña en tus luchas para alcanzarlo junto a ti. 
Con Él ¡nada es imposible! Tienes rabia, grítala, 
pero no cultives el odio en tu corazón, 
no te vuelvas como aquellos de quienes muchos de tus males te vienen.
Actúa por amor a ti mismo, a los tuyos y a tu país. 
Y también por amor a los otros que están cerca o lejos, 
por amor a toda la humanidad, por amor al planeta, 
por amor a Dios, que es inseparable del mundo en que vives.
(Eloy Roy, misionero canadiense: Decir Jesús hoy, 2010).
J. Castillo A.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Paz en la tierra


Nacimiento de Jesús (ciclo C)
Is 9,1-6  -  Tito 2,11-14  -  Lc 2,1-14

Y dio a luz a su hijo primogénito
Después de haber recorrido, aproximadamente, unos 140 kilómetros,
José y María se encuentran en Belén que significa ‘casa de pan’.
Fue en estas circunstancias, nos dice el evangelista San Lucas, que:
*A María le llegó la hora del parto: Ya podemos imaginarnos
lo riesgoso que fue para María y para el niño que llevaba en su seno,
hacer un largo viaje, estando ella en avanzado estado de embarazo.
*Dio a luz a su hijo primogénito: Dios está presente entre nosotros
en la fragilidad de un niño débil y en la ternura de un recién nacido.
Y sigue estando presente en sus hermanos más pobres: hambrientos,
sedientos, emigrantes, desnudos, enfermos, encarcelados (Mt 25).
*Lo envolvió en pañales: Desde siempre, los primeros cuidados que
se tenían con un recién nacido eran: -cortar el cordón, -lavar con agua
-frotar con sal y, finalmente, -envolverlo en pañales (Ez 16,4).
Así mismo, envolver en pañales es el símbolo de todos los cuidados:
Al nacer, yo también respiré el aire común; y al caer en la tierra 
que todos pisan, mi primera voz, como la de todos, fue el llanto.
Me crié entre pañales y con cuidados (Sab 7,3-4).
Los pañales serán el signo para que los pastores reconozcan al Señor.
Y pensar que años después, José de Arimatea -hombre bueno y justo-
pedirá a Pilato el cuerpo de Jesús, lo envolverá en una sábana
y lo depositará en un sepulcro cavado en la roca (Lc 23,50-53).
*Lo acostó en un pesebre, porque no había alojamiento en la posada:
En los primeros instantes de su vida terrenal, en la ciudad de Belén,
Jesús no encontró acogida en la sociedad de aquella época:
vino a los suyos, y los suyos no le recibieron (Jn 1,11);
excepto los brazos amorosos de María y de José.
Esta será la condición de vida de Jesús: Las zorras tienen guaridas 
y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene 
donde reclinar la cabeza (Lc 9,57-58).

Hoy ha nacido para ustedes el Salvador
Es Dios quien toma la iniciativa de anunciar esta Buena Noticia
a unos pastores pobres, considerados como ladrones y gente impura.
Todos ellos serán testigos privilegiados del nacimiento del Salvador.
Pues bien, cuando la gloria de Dios los envuelve con su luz,
aquellos pastores sienten un gran temor. Quizás, tienen miedo
no a las tinieblas, sino a la luz. También nosotros, muchas veces,
preferimos no la luz de la verdad, sino las tinieblas de la corrupción:
La luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, 
porque sus obras eran malas. Todo aquel que obra mal odia la luz 
y no se acerca a la luz, por temor de que sus obras sean descubiertas.
En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, 
para que se vea que sus obras son hechas según Dios (Jn 3,19-21).
El ángel del Señor continúa diciendo: No tengan miedo. Les anuncio 
una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo.
Esta Buena Noticia es la misma persona de Jesús y, por eso mismo,
es motivo de alegría inconfundible para todo el pueblo,
preferentemente, para todos los que sufren y viven tristes.
Si la persona de Jesús ya no es Buena Noticia,
si sus enseñanzas y sus obras no nos dicen nada,
si no conocemos la alegría que solo nos puede llegar de Dios,
si reducimos Navidad solo a disfrutar nuestro propio bienestar…etc.
entonces, estaremos celebrando cualquier cosa, menos Navidad.
A continuación, el mensajero de Dios dice a los pastores:
Hoy les ha nacido -en Belén- el Salvador, que es Cristo, el Señor.
Desde entonces, la venida de Dios es una gracia para todos aquellos
que viven explotados, mientras se convierte en una amenaza
para los culpables de tantos desprecios, injusticias y marginaciones.
Probablemente, aquellos pastores no eran mejores que los poderosos
que los oprimían, pues también ellos abusaban de los más débiles.
Si Dios está de su parte, no es porque se lo merezcan, sino porque
lo necesitan. Dios, Padre misericordioso de todos, no puede reinar
sino haciendo justicia a los que nadie se la hace. Este es el motivo
del anuncio de una Buena Noticia que es también una gran alegría.
Por eso, sigamos anunciando: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra 
paz a los hombres que Dios ama. ¡FELIZ NAVIDAD!  
J. Castillo A.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Encuentro de dos madres


IV Domingo de Adviento (ciclo B)
Miq 5,2-5  -  Heb 10,5-10  -  Lc 1,39-45

María se levanta y va de prisa a Judea
Mientras los reyes someten a los débiles e imponen su autoridad,
¿qué se puede esperar de Palestina, un país sometido a Roma?
Sin embargo, esta vez, Dios misericordioso hace cosas grandes
tanto en Nazaret como en un pueblo ubicado en la montaña de Judea.
María es mujer, joven, pobre, esposa de José; viven en Nazaret.
Ella, después de haber escuchado el mensaje del ángel Gabriel, dice:
Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí lo que has dicho.
Y, habiendo escuchado que su prima Isabel ha concebido un hijo,
María se levanta y va de prisa a Judea para visitar y ayudar a Isabel.
Fue entonces cuando Isabel, llena del Espíritu Santo, exclama:
Bendita eres entre las mujeresBendito es el fruto de tu vientre
Dichosa tú que has creído, porque se cumplirá lo que te dijo el Señor.
Años más tarde, otra mujer pobre y creyente que escuchaba a Jesús,
exclamará: ¡Dichosa la mujer te dio a luz y te alimentó! (Lc 11,27).
María, por su parte, alaba a Dios que defiende a los pobres, diciendo:
Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Caminemos con María tras los pasos de Jesús
Meditando atentamente los cuatro evangelios, vemos que María
-además de ir a la montaña de Judea- realiza otras salidas más…
Sigamos, pues, caminando con María tras los pasos de Jesús:
*María se pone en camino para ir a Belén.
En Belén María da a luz a su hijo primogénito, lo envuelve en pañales
y lo acuesta en un pesebre, porque no había alojamiento para ellos 
en la posada. Luego, el Ángel del Señor se presenta a los pastores
y les dice: Hoy ha nacido para ustedes el Salvador (Lc 2,1-20).
*María se pone en camino para ir al templo de Jerusalén.
Cuarenta días después, José y María llevan al niño Jesús a Jerusalén
para consagrarlo al Señor. En aquella ocasión, el anciano Simeón  
le dice a María: Mira, este niño está destinado a hacer que muchos
en Israel caigan o se levanten. Será signo de  contradicción… 
En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón (Lc 2,22-38).
*María se pone en camino para ir a Egipto.
El Ángel del Señor se aparece en sueños a José y le dice: Levántate, 
toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo 
te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. José 
se levanta, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto (Mt 2,13-23).
*María se pone en camino para ir a Jerusalén.
Jesús al cumplir doce años de edad, va con sus padres a Jerusalén
para la fiesta de la Pascua. Al terminar la fiesta, Jesús se queda allí,
sin que sus padres se dieran cuenta. Al cabo de tres días lo hallan
en el templo, y ante la pregunta angustiada de su madre, Jesús le dice:
Debo de ocuparme en las cosas de mi Padre (Lc 2,41-52).
*María se pone en camino para ir a Caná de Galilea.
María, Jesús y sus discípulos han sido invitados a unas bodas en Caná
de Galilea. Como el vino se acabó, María se dirige a los servidores
para decirles: Hagan todo lo que Él les diga (Jn, 2,1-12).
*María se pone en camino para ir a la región de Galilea.
La gente le dice a Jesús: Mira, tu madre y tus hermanos están fuera
y te buscan. Jesús responde: El que hace la voluntad de Dios, ese es
mi hermano, mi hermana y mi madre (Mc 3,20-21. 31-35).
*María se pone en camino para ir al Calvario.
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo amado,
dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Después dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre (Jn 19,25-27).
*María se pone en camino para ir al Cenáculo.
María está presente en la naciente Iglesia fundada por Jesús y guiada
por el Espíritu Santo (Hch 1,14). Desde entonces, todos los creyentes
se reúnen para escuchar las enseñanzas de los apóstoles, vivir unidos, 
participar en la fracción del pan y en las oraciones (Hch 2,42-47).
Entre ellos no había ningún necesitado, porque los que poseían 
campos o casas los vendían, y entregaban el dinero a los apóstoles, 
quienes repartían a cada uno según su necesidad (Hch 4,32-35).
J. Castillo A.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Qué debemos hacer?


III Domingo de Adviento (ciclo C)
Sof 3,14-18  -  Flp 4,4-7  -  Lc 3,10-18

Compartir tu pan con el hambriento
Ciertas fiestas patronales distan mucho de ser ‘nueva evangelización
de la que se viene hablando en América Latina desde 1968 (Medellín).
Muchos devotos en vez de solidarizarse con las personas necesitadas,
se asemejan al rico que se vestía con ropa fina, que comía regiamente
y no hacía nada por el pobre Lázaro enfermo y con hambre (Lc 16).
En este tiempo de Adviento escuchemos la voz del profeta Isaías:
Esto dice el Señor: Sus solemnidades y fiestas las detesto.
Cuando extienden las manos, cierro los ojos. Aunque multipliquen
sus oraciones, no las escucho. Sus manos están manchadas de sangre.
Lávense, purifíquense. Aparten de mi vista sus malas acciones. 
Dejen de hacer el mal y aprendan a hacer el bien: -busquen lo que
es  justo, -ayuden al oprimido, -hagan justicia al huérfano, 
-defiendan los derechos de la viuda (Is 1,10-18).
En el Evangelio de hoy, la multitud que escucha al profeta Juan
reacciona positivamente y le pregunta: ¿Qué debemos hacer?
Juan el Bautista, siguiendo lo dicho por el profeta Isaías (58,7),
responde: El que tenga dos abrigos, dé una al que no tiene,
y el que tenga para comer haga lo mismo.
El hambre no se soluciona con promesas ni con discursos teóricos.
Hacen falta acciones muy concretas de caridad y solidaridad
y, además, ir a la raíz de las estructuras sociales injustas.
Esto mismo será la exigencia fundamental de Jesús de Nazaret:
-Cuando sus apóstoles se acercan para decirle: Maestro, despide
a la gente para que vayan a buscar comida y alojamiento;
Jesús les responde: Denles ustedes mismos de comer (Lc 9,12-17).
-Cuando Jesús separará la paja del trigo, dirá a los buenos: Vengan, 
benditos de mi Padre, reciban el Reino preparado para ustedes… 
Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer (Mt 25,31-46).

No cobren más de lo debido
También algunos cobradores de impuestos que van a bautizarse,
preguntan al profeta Juan: ¿Qué debemos hacer?
Estos cobradores son despreciados como ‘publicanos y pecadores’,
colaboran con Roma y cobran sumas superiores a las establecidas.
Son ricos, pero también ladrones y delincuentes de ‘cuello blanco’.
A todos ellos, Juan les dice: No exijan más de lo que está ordenado.
Jesús que vino a bautizar con el Espíritu Santo y con fuego,
utiliza un lenguaje muy duro contra los ricos:
¡Ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes los que ahora están saciados, porque tendrán hambre!
¡Ay de ustedes los que ahora ríen, porque llorarán de tristeza! 
¡Ay de ustedes cuando todo el mundo los alaben! (Lc 6,24-25).
Cuando Jesús le dice al joven rico: Anda, vende todo lo que tienes
y dáselo a los pobres, éste se puso triste, era muy rico (Lc 18,18ss).
En cambio, Zaqueo jefe de los recaudadores de impuestos y muy rico,
acoge a Jesús en su casa, cambia radicalmente su vida, y le dice:
Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo; y a quien 
le he robado algo, le devolveré cuatro veces más (Lc 19,1-10).

No maltraten ni hagan denuncias falsas
Unos soldados le preguntan: Y nosotros, ¿qué debemos hacer?
Juan les contesta: No maltraten a nadie, no hagan denuncias falsas 
y conténtense con su sueldo. Las palabras de Juan tienen actualidad,
pues: No se debe torturar para obtener información. Tampoco abusar
del poder que se tiene para pisotear los derechos de los débiles,
o ‘coimear’ para buscar ganancias extras. No se debe hacer denuncias
falsas, ni condenar a las personas inocentes que no pueden defenderse.
El mismo Jesús que fue perseguido, se lamenta al decir:
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que 
Dios te envía; cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina
reúne a los pollitos bajo sus alas, pero tú no quisiste! (Lc 13,34-35).
Después que Jesús fue arrestado, las autoridades religiosas buscan
algún testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte. Muchos
daban testimonios falsos, pero se contradecían (Mc 14,55ss). Al final,
Barrabás es liberado y Jesús condenado a morir crucificado (Mc 15).
Sin embargo, Dios tiene la última palabra: Resucita a su Hijo.
J. Castillo A.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Preparen el camino del Señor


II Domingo de Adviento (ciclo C)
Bar 5,1-9  -  Flp 1,4-11  -  Lc 3,1-6

Dios habla a Juan, hijo de Zacarías
Los personajes que cita Lucas son los más importantes de su tiempo,
pero también son los responsables del sufrimiento de los pobres.
*Tiberio es la máxima autoridad del imperio romano, fue emperador
del año 14 al 37; gobierna las naciones imponiendo la pax romana.
*El representante de Tiberio en Palestina es el gobernador Pilato.
Recordemos que desde el año 63 antes de Cristo, Roma invadió
el pequeño país de la Palestina estableciendo una dura esclavitud.
Pilato es un personaje cruel e impopular (Lc 13,1-3).
*Antipas y Felipe, hijos de Herodes el grande, gobiernan Galilea
e Iturea, respectivamente. Antipas que se había casado con Herodías
la mujer de su hermano Felipe, ordena encarcelar y matar a Juan.
A los corruptos les incomoda las denuncias proféticas (Mc 6,17-29).
*Anás  es suegro de Caifás, éste fue sumo sacerdote del año 18 al 36;
viven en el barrio residencial ubicado en la parte alta de Jerusalén.
Más tarde, pedirán a Pilato crucificar a Jesús y para ello renegarán
de Dios diciendo: No tenemos más rey que al César (Jn 19,15).
Pilato, Antipas, Anás y Caifás tienen el poder político y religioso…
y más adelante condenarán a Jesús a morir crucificado (23,1-25).
En este ambiente de dudoso ‘orden’ nadie se preocupa de los pobres.
¿Quién se acuerda de las familias que en Galilea pierden sus tierras?
¿A dónde van a acudir, si desde el templo nadie los defiende?
¿Hay justicia para los excluidos que no tienen lugar en el imperio?
La Palabra de Dios no se oye en Cesarea donde reside Poncio Pilato,
ni el palacio de Herodes Antipas en la ciudad de Tiberíades,
tampoco se deja oír en el recinto sagrado del templo de Jerusalén.
Siendo el Camino de Dios muy diferente al camino de los poderosos,
Dios habla pero no en Roma… ni en Jerusalén… sino en el desierto.
Al cabo de unos 500 años en que el pueblo de Dios no tenía profetas,
aparece nuevamente uno, se llama Juan, es hijo de Zacarías e Isabel.

Una voz grita en el desierto
En el desierto, el profeta Juan predica un bautismo de conversión
Solo en el desierto se puede oír la voz de Dios para convertirnos,
pues se trata de cambiar nuestra manera de vivir y nuestra mentalidad.
Así lo hizo el pueblo de Dios a su salida de la esclavitud de Egipto,
peregrinó durante cuarenta años camino a la tierra prometida.
En el desierto las personas se ven obligadas a vivir con lo esencial,
no hay sitio para lo superfluo ni para acumular cosas y más cosas.
Hoy, en vez de construir muros que separan a ricos y pobres,
¿somos capaces, por ejemplo, de renunciar a tantas cosas superfluas,
para vivir como hijos de Dios y hermanos entre nosotros?
Por eso, a continuación, el profeta Juan hace la siguiente denuncia:
¡Raza de víboras! ¿Quién les ha enseñado a escapar de la condena 
que llega? Produzcan frutos de una sincera conversión, y no digan:
¡Somos descendientes de Abraham! Yo les digo que de estas piedras
Dios puede hacer surgir hijos de Abraham (Lc 3,7-9;  19,40).
Juan el Bautista anuncia también la llegada de Jesús, el Mesías.
Para ello, Lucas nos ofrece un excelente texto del profeta Isaías:
Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor… (40,3-5).
Desde el ‘desierto’ de nuestros pueblos y ciudades sube hasta el cielo
un clamor cada vez más impresionante. Es el grito de los que sufren
y piden: justicia, libertad, respeto a los derechos fundamentales.
Lamentablemente, como lo dice también el profeta Isaías:
Los guardianes de mi pueblo están ciegos y no se dan cuenta de nada.
Todos ellos son perros mudos que no pueden ladrar. Se pasan la vida
tirados en la cama, les encanta dormir. Son perros hambrientos
que nunca se llenan. Son pastores que no entienden nada, cada uno
sigue su propio camino, solo buscan sus propios intereses (Is 56,9-11).
En cambio si pudiéramos escuchar esos gritos, seremos capaces de oír
-en lo más hondo de nuestro ser- una llamada para nuestra conversión:
rellenar los valles… nivelar los cerros… enderezar lo torcido…
Señor, que todos los miembros de la Iglesia sepamos discernir
los signos de los tiempos y crezcamos en la fidelidad al Evangelio.
Que nos preocupemos de compartir -en la caridad- las angustias 
y las tristezas, las alegrías y las esperanzas de los hombres y mujeres,
y así les mostremos el camino de la salvación (Plegaria Eucarística V/c).
J. Castillo A.

Buda en Cáceres

No deja de sorprender que siga adelante el proyecto de construcción de la macroestatua de Buda y el centro Budista en la ciudad de Cáceres, ...