miércoles, 12 de abril de 2023

Buda en Cáceres


No deja de sorprender que siga adelante el proyecto de construcción de la macroestatua de Buda y el centro Budista en la ciudad de Cáceres, un proyecto ya rechazado por otras ciudades, como Madrid. [1] Y conste que sorprende no tanto por el hecho en sí -toda religión tiene derecho a circular libremente por el mundo- sino por el interés mostrado por el ayuntamiento de la ciudad y las autoridades regionales. 

¿Y el interés del pueblo? Basta ver la asistencia tan reducida que tuvo el Ciclo de Conferencias por la Paz en Cáceres de la Fundación Lumbini Garden [2], y el bajo seguimiento de las ponencias tanto en directo como por internet como para poner en duda el interés popular sobre el tema. 

También me sorprende todo lo que se propone hacer porque me cuesta entender que una espiritualidad de renuncia y desprendimiento se plantee como objetivo la construcción de un centro y una gran estatua de Buda llamativa por su ostentación material. 


El argumento al que se acogen los políticos extremeños para apoyar el proyecto es doble: la promoción de la paz (bien espiritual) y la explotación turística (bien material) [3]; pero me da que se valora sobre todo el segundo motivo: los beneficios que supuestamente traerá a la ciudad de Cáceres el hecho de ser “tierra santa budista”, ya consagrada [4]; y lugar de peregrinación de devotos budistas, religión o filosofía, a la que se suelen acercar en occidente sobre todo personas con un determinado  nivel económico.  

Usar la espiritualidad budista como cebo para atraer dinero me parece tan indecente como recurrir a la espiritualidad cristiana para justificar el turismo religioso de la Semana Santa. ¿Qué pensaría Cristo si le dijeran que sus seguidores harían de su pasión una buena ocasión para hacer caja? ¿Y qué pensaría el Buda si viera que su dharma (enseñanza)  está siendo utilizada para atarse más a la dinámica del samsara (mundo)?

Otro argumento para el proyecto es la extensión del mensaje de paz universal que predica el Buda.[5] Supongo que éste mensaje es considerado por quienes lo adoptan para el proyecto sólo como filosofía extraída del budismo, amparándose en el hecho de que este no es una religión porque en él no hay dioses a los que obedecer y dar culto. 

El budismo (aunque no todos) puede no tener dioses, pero ¿deja por ello de ser una religión? La religión no la define la creencia en un dios o en una corte celestial, sino una espiritualidad que se despliega en unas enseñanzas, una comunidad, unos ritos de iniciación y mantenimiento, además de un maestro o maestros fundadores referentes. Si el budismo no es religión porque no tiene un dios  o unos dioses al que referir todo, no por eso podemos sustraerle el calificativo de religión. 

Donde hay maestros, sacerdotes, jerarquía, ritos, enseñanzas, etc. hay religión. Si no fuera así ¿para qué recurrir a monjes budistas que bendigan la tierra de Cáceres o se anuncia la venida de monjes y monjas que residirán en las instalaciones monacales que se tienen previstas a los pies del monte Arropé? Una filosofía laica de la paz no necesita monasterios cerrados para unos pocos sino universidades abiertas a todos, creyentes y no creyentes. ¿Estamos perdiendo la fe en nuestras universidades? 

Pregunto a los responsables de la política: ¿No correspondería a la universidad la tarea de promover el diálogo necesario para lograr la paz? ¿No resulta extraño que en unos tiempos en que las humanidades -incluyo en ella las religiones- encuentran poco entusiasmo en el ámbito universitario se busquen caminos particularistas de tinte religioso para promover el humanismo de la paz?


Otras preguntas que me vienen a la mente: ¿Cómo se concibe el budismo en los países que apoyarán el proyecto? [6] ¿Cómo religión? ¿Cómo filosofía? ¿Cómo religión y filosofía oficial? Ya han surgido problemas por esta diversidad de budismos en según qué países de confesionalidad institucional budista o de mayoría practicante. [7] 

No podemos eludir estas cuestiones; porque hay muchos budismos como hay muchos cristianismos. Y está claro que no es lo mismo recibir el apoyo de unas instituciones que promueven en su lugar de origen la paz, que de otras que reprimen o ignoran esa aspiración universal.[8] 

Y también es importante preguntarnos: ¿Cómo concebimos nosotros el budismo? La idea romántica del cristianismo la hemos desterrado en occidente, pero ¿no vivimos tiempos en los que está de moda el romanticismo y exotismo oriental? Olvidamos que la realidad budista institucional en países donde es religión mayoritaria  es muy distinta a la que elabora el imaginario occidental.[9] 

Es importante que quienes promueven el proyecto aclaren si lo hacen en nombre de una filosofía laica o desde unas creencias espirituales, desde poderes civiles o desde instituciones religiosas. Y a este respecto resulta sorprendente que la Federación de entidades budistas de España se desmarque de todo lo que se va a hacer en Cáceres [10]

De todo ello deduzco que no es la sensibilidad mayoritaria de los budistas de España la que está demandando esto; sospecho que es más bien el capricho de unos pocos. Con qué interés, no lo sé; pero dudo que sea por puro altruismo, que es el ideal budista. Permítaseme el derecho de dudar. Estoy aprendiendo mucho de la filosofía budista, y me parece un camino de sabiduría, pero esto no lo acabo de encajar con el apellido "budista". Y conste que también como cristiano me fascina Jesucristo y su evangelio, lo cual no significa que encaje todos los proyectos en que se embarcan las instituciones cristianas, sean de la confesión que sean.

Un amigo me comentaba no hace mucho que estaba pensando escribir un diálogo imaginado entre Jesús y Buda sobre lo que él llama el montaje político-religioso-consumista que se proyecta en Cáceres. ¿Por qué nadie dice nada?, se pregunta. ¿Por temor a ser rechazado por quienes siente simpatía por la espiritualidad budista? ¿Por temor a dar la imagen de cristiano integrista si se muestra crítico?  ¿Por lo que hoy tiene de posición política declarar la propia opinión sobre el tema?


Si vamos al fondo espiritual del tema, que no debemos confundir con el fondo religioso, y teniendo de trasfondo polémicas cacereñas paralelas nos preguntamos: ¿Qué pensará Jesús sobre las discusiones acerca de la gran Cruz que existe en la ciudad y que muchos quieren suprimir, o acerca de la "Semana Santa turística”?  Y con el mismo espíritu nos podemos preguntar: ¿Qué pensará el Buda del proyecto de una imagen suya gigantesca sobre el monte Arropé? 

Me parece que Jesús y Buda estarían de acuerdo en que tanto la polémica sobre la Cruz y la Semana Santa turística como el monasterio Budista o la escandalosa estatua sedente del Buda,[11] no tienen mucho que ver con lo que vivieron y predicaron. Ni el Sermón de Benarés[12] ni el Sermón del monte[13] son compatibles con unos símbolos e intereses que en la práctica niegan lo simbolizado. No veo en el proyecto una llamada a la “pobreza evangélica” ni al “desapego budista del mundo.” Y sobre la paz, decir que la pretensión de predicarla amparada en intereses capitalistas es una falacia, un autoengaño muy de nuestra cultura. El culto al dinero genera desigualdades, y de estás nacen la injusticia y las guerras.

Que el proyecto budista en el monte Arropé suena a economía neoliberal e idolatría del dinero salta a la vista. Al menos en lo que se refiere a la justificación que las autoridades predican de cara al electorado. 

No dudo que también haya implicadas en todo esto personas movidas por una encomiable buena voluntad. Abrir un centro budista, como abrir una mezquita musulmana, o un centro de meditación carmelitano o benedictino, o una fundación laica para la paz en el mundo, pueden servir de plataforma para el diálogo y la paz,  pero, al menos en el caso de las religiones (y entre ellas incluyo el budismo) se debería comenzar por un cuidado y serio diálogo interreligioso. 

No obstante, reitero que el lugar para la promoción del humanismo y la formación para la paz está en la Universidad, donde la globalidad de creencias y pensamientos tienen un foro de diálogo milenario en nuestra sociedad occidental. ¿Un Centro Budista? ¿Por qué no un Centro por la Paz, sin apellidos? Aconfesional y apolítico; simplemente humano; canalizado por las instituciones universitarias. Sería más creíble y más efectivo. Y justificaría más coherentemente la inversión pública. Porque la paz exige algo más que ritos religiosos y monumentos simbólicos; es más bien cosa de profetas que como Gandhi, Luther King y Oscar Romero, que con sus palabras y testimonio de vida ponen en evidencia las violencias sutiles y groseras de nuestra cultura. Pero los profetas nunca han sido del agrado de los capitalistas.


En fin, si es cierto que la financiación viene de fuera, y no supondrá un gasto para el erario publico extremeño, argumento simplistas con el que parecen cerrarse las discusiones públicas sobre el tema, creo que al menos deberíamos preguntarnos por el interés, si no económico tal vez ideológico o incluso religioso, que pudieran tener los promotores foráneos del proyecto del Gran Buda de Cáceres. Porque en los planteamientos parecen detectarse dos líneas: una es la de la rentabilidad económica, que venden las autoridades municipales y regionales al sostener que debido a su supuesto bajo coste se ha de estar necesariamente por la labor, y otra línea menos nítida y menos publicitada es la de la Fundación Lumbini Garden y de los países o personas acaudaladas que dicen colaborarán desinteresadamente con su aportaciones económicas. Las dos creo que confluyen en lo mismo: dinero. ¿O hay algo más? En medio, como siempre, las personas de buena voluntad sinceramente espirituales. Pero éstas son sólo la excusa que justifica todo lo demás.

De momento los óbices al proyecto  parecen ser sólo de índole ecológico y urbanístico:  http://arquitecturavitruvio.blogspot.com/2021/01/sobre-la-construccion-de-un-buda.html

 [1] https://www.elconfidencial.com/espana/2020-01-22/buda-estatua-alcalde-construir-caceres-templo-estatua-budismo-grande-mundo-962_2418540/

https://www.youtube.com/watch?v=CyfBIfhee3I


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