Pasar de la plaza al templo.

En estos días santos pasamos del dominio de la sensualidad, del cálculo y de la razón práctica, al reino de la interioridad, de lo inconmensurable e incomprensible, lugar donde el Misterio nos abre a la fraternidad (Jueves Santo) a la aceptación de la voluntad de Dios (Viernes Santo) y a la renovación por la luz de la Vida, el Agua y el Espíritu (Domingo de resurrección). Semana Santa es tiempo para experimentar más allá de los sentidos, lo que “ni el ojo vio, ni el oído oyó; lo que Dios tiene preparado para los que lo aman” (1 Cor 2,9). Este Misterio insondable no es un nuevo descubrimiento de la física, ni el último teorema matemático, ni la más reciente moda filosófica, ni una nueva emoción; es una persona: Jesucristo, “mantenido en secreto durante siglos, y revelado ahora para nuestra salvación” (Rm 16,25-26).
¡Entra en Semana Santa!

Semana Santa es tiempo de procesionar con Cristo sin ritualismos ni teologías, tiempo para experimentar la Verdad desnuda en la experiencia, tiempo para gozarte en el Misterio que es Dios. Y si "Dios es" y lo llevas contigo nada ni nadie puede derrotarte. ¡Entra en Semana Santa! Como dice san Gregorio Nacianceno: “Si eres Simón Cireneo, coge tu cruz y sigue a Cristo. Si estás crucificado con Él como un ladrón, como el buen ladrón confía en tu Dios. Si por ti y por tus pecados Cristo fue tratado como un malhechor, lo fue para que tú llegaras a ser justo. Adora al que por ti fue crucificado, e, incluso si estás crucificado por tu culpa, saca provecho de tu mismo pecado y compra con la muerte tu salvación. Entra en el paraíso con Jesús y descubre de qué bienes te habías privado. Contempla la hermosura de aquel lugar y deja que, fuera, quede muerto el murmurador con sus blasfemias. Si eres José de Arimatea, reclama el cuerpo del Señor a quien lo crucificó, y haz tuya la expiación del mundo. Si eres Nicodemo, el que de noche adoraba a Dios, ven a enterrar el cuerpo, y úngelo con ungüentos. Si eres una de las dos Marías, o Salomé, o Juana, llora desde el amanecer; procura ser el primero en ver la piedra quitada, y verás también quizá a los Ángeles o incluso al mismo Jesús”. (Oficio de Lectura del Sábado de la V Semana de Cuaresma).
No hay comentarios:
Publicar un comentario